El concepto de ajuar ha ido cambiando con el tiempo. Hoy, su significado ha mutado, adaptándose a la época ¿Qué era el ajuar de novia en la antigüedad y qué es hoy? La costumbre de formar un ajuar proviene de Europa y es una tradición de origen campesino. Allí, las mujeres solteras bordaban y preparaban sábanas, manteles, ropa de dormir, servilletas… todo tipo de ropa blanca. El día del compromiso, el novio entregaba a su futura esposa “el cofre de la esperanza”, donde ella colocaba todos estos elementos.
En tiempos lejanos, muchas jóvenes cosían su ajuar aún antes de estar comprometidas o en pareja. Toda mujer en edad de casarse comenzaba a prepararlo. Era responsabilidad de la novia proveer ese tipo de elementos a la casa, así como su familia pagaba una dote.
En las familias urbanas y de clase alta, la costumbre recaía sobre las madres y suegras, quienes bordaban o mandaban a bordar la ropa blanca con el monograma familiar. El ajuar debía estar listo antes de la boda para inaugurar el flamante hogar de los recién casados. Esta tradición se continuó hasta la primera mitad del siglo XX.
Actualmente, las parejas consiguen lo necesario para vivir entre los dos. El rol de la mujer que borda, decora y cose, y del hombre proveedor, ya no están vigentes. Ambos trabajan y, por supuesto, la ropa de blanco se compra.
Así como los tiempos cambian, las tradiciones se adaptan. El ajuar sigue existiendo, pero se trata de algo distinto, ¿a qué se llama ajuar hoy en día? A la lencería que estrenará la novia en su noche de bodas y en su luna de miel.
Estos elementos son muy importantes para la pareja, ya que en los primeros momentos íntimos como marido y mujer, es un hermoso detalle que todo sea especial, que la ropa no sea la de siempre.
En cuanto a la forma de obtener el ajuar, hay distintas costumbres. Algunas novias están atentas a las vidrieras y, meses antes de la boda, van comprando aquello que les gusta. En otros casos, las amigas o la mamá acostumbran a regalarle ropa íntima antes de la boda, en la despedida de solteras o en el té de lluvias.
Hay casas de lencería especializadas en preparar ajuares de novia, donde se puede comprar todo junto, o también se puede ir adquiriendo por partes. No pueden faltar baby-dolls, camisolines, medias, mucho encaje, raso y telas que, además de sensuales, son elegantes y románticas.
Sea cual sea la tradición que sigas, pidiéndolo a tus amigas o comprándolo vos, no quites importancia al ajuar. Nada mejor que sorprender a tu flamante marido y, a la vez, sentirte radiante.
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