Antes de hacer la ceremonia de su bar o bat mitzvá, los chicos hacen un curso, generalmente, en el templo, para prepararse ¿por qué lo hacen? ¿Qué aprenden durante ese tiempo? En primer lugar, centrémonos en el porqué. Hoy en día, la mayoría de los chicos llega a la edad de bar o bat mitzvá sin una formación judaica sólida. Muchos vienen de colegios laicos, otros, de colegios judíos pero que no tienen contenidos religiosos fuertes.
Están por convertirse en adultos para el pueblo de Israel, por lo tanto, deben conocer nuestras costumbres, raíces, fuentes y, a su vez, poder dominar aquello que harán en la ceremonia: aprender sobre tefilá.
Es por ello que, en las últimas décadas, los templos piden a los chicos que cursen esta preparación. En algunas comunidades, el curso dura seis meses, en otras, un año, todo esto dependerá de la decisión de cada una, no hay un “programa oficial”. En algunos templos, los chicos se preparan con el Rabino y, en otros, con una morá (maestra) o moré (maestro).
¿Y qué aprenden? En síntesis, a los chicos se les enseñan los contenidos básicos para poder comprender su judaísmo, entender nuestras fuentes, festividades, etc. Se les enseña el significado del Ciclo de Vida judío (en el que está inserto el bar mitzvá), los jaguim (festividades) de todo el año, sus costumbres y leyes, cómo está compuesta la Torá y sus parashiot (porciones) más importantes.
A su vez, en muchos cursos se reflexiona sobre principios de filosofía judía, sobre qué significa hoy en día ser judío y se los invita a los chicos mismos a reflexionar sobre esto, sobre su propia identidad judía.
Los futoros bnei mitzvá también tienen que aprender, como dijimos al principio, aquello que harán en la tefilá, en la ceremonia. Van a conocer cómo están compuestas las tefilot de Kabalat Shabat y de Shajarit de Shabat (y también de Shajarit de día de semana, cuando se coloquen tefilin), aprenderán a cantar las canciones y a leer las oraciones.
Se enseña, por supuesto, la lectura de la Torá. Si no saben hebreo, no será sencillo enseñarles un idioma en cuestión de meses, pero, al menos, los bnei mitzvá aprenden el alfabeto hebreo para poder leer y saber cómo suena cada letra. Se los acompaña en el estudio de su parashá, de la cantilación (forma en que suena y se “canta” al leer) y se los guía, esto suele ser lo más difícil para ellos. Además, reflexionan sobre el contenido de la parashá de cada uno, el mensaje, saber qué van a estar leyendo.
Esta preparación, más allá del contenido educativo y religioso, ayuda a los chicos a generar un vínculo con la comunidad donde harán el bar o bat, con los chicos que serán sus compañeros en este proceso y con los oficiantes.
La esencia de la preparación, además de la educación judía en sí, es que los futuros bnei mitzvá puedan comprender por qué están haciendo la ceremonia y convirtiéndose en adultos, que le den un sentido desde lo más profundo de su ser, y que no lo hagan simplemente “porque hay que hacerlo”.
Es esencial que las familias alienten y acompañen este proceso, conversando en casa sobre lo aprendido, acompañándolos a asistir a los servicios de Shabat, escuchando lo que los chicos reflexionan… el bar o bat no se circunscribe a una ceremonia, es todo un camino de crecimiento, y celebrarlo está en el día a día, ¡a disfrutarlo y vivenciarlo, entonces!
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