¡Hola amiga! Pará, ¿qué? ¡Ah, no me escuchás! Bancá que bajo la música, es que mientras te hablo estoy bailando… desde que nos casamos y la rompimos en la pista, que no paro de moverme, ¡me encanta! Ya sé… vos también querés ser la reina del baile en tu boda, y convertir a ese pata dura que tenés por futuro esposo en un bailarín decente. No te preocupes, yo les voy a dar, a tu novio y a vos, unos consejos que los van a hacer brillar.
No sé si de troncos totales van a llegar a estar para concursar en uno de esos programas de la tele, pero seguro que van a sorprender a sus familias y amigos y, lo más importante, van a disfrutar de su gran fiesta.
Escuchen bien:
- Bailen un buen vals: Hay varias parejas que ya no quieren pasar por esta tradición. Si lo van a hacer, háganlo bien. Acá hay dos opciones. Una: practicar entre ustedes y pedirle a algún familiar mayor, conocedor de estos ritmos, que los juzgue y corrija. Dos: invertir en una “garantía antipapelones”, o sea, en un profesor. Hay academias y docentes de baile de salón que, en tres o cuatro clases, logran que una pareja pase más que dignamente la prueba del vals, e incluso los asesoran en cuanto a la música que pueden elegir.
- No al ridículo: Una cosa es ir a un profe que te enseñe el vals, un-dos-tres, un-dos-tres, no es taaaan complicado. Otra muy distinta es hacer lo que ya intentaron muchos novios, que tratan de realizar una demostración digna de "Bailando por un Sueño", ya sea para el vals, la entrada o como “show” de salsa. Ya lo vi en muchos casamientos, creanme que es pa-té-ti-co: él tiene cara de “por qué tengo que hacer esto”, ella se tropieza, se olvidan de un paso… Si no son buenos bailarines, puede que hagan el ridículo y se van a agregar una presión innecesaria. Los novios son los protagonistas, pero no el show. Sean sencillos y comprendan sus limitaciones.
- Pongan música que los identifique: No le pidan al DJ que ponga “un poco de todo”. Desligarse de la elección de la música es un error. Si hay algo que no les gusta, aclárenlo de antemano. Si hay música que quieran que esté más presente que otra, manifiéstenlo. Recuerden que la fiesta es de ustedes y debe identificarlos. Tampoco se encierren en un solo género, hagan que todos se diviertan, pero si no les va el reggaetón, no tienen por qué bailarlo en su casamiento. Si están disfrutando de su música favorita, eso se va a notar en la pista, en sus caras y movimientos.
- Sean ustedes mismos: Están entre amigos y familiares. Si, en confianza, suelen bailar a lo loco y jugar un poco al ridículo, háganlo, suéltense. Esto se trata de disfrutar, de festejar, ¡sean libres! Ojo, esto lo digo para la hora del carnaval carioca o de la música disco, hacerse los payasos en el vals no va. Cuidado.
- Que tus pies estén cómodos. Esto va para vos, amiga, que querés entrar triunfal al templo, con tacos de diva, 15 centímetros de puro dolor de talones. Para bailar, cambiá tus zapatos por otros más cómodos, disfrutá y brillá, sin torturar tus pobres piecitos, que después van a tener que caminar y recorrer en la luna de miel.
En resumen, no al ridículo, pero sí a ser espontáneos, a divertirse. No se presionen, es verdad que van a ser el centro de todas las miradas, pero los van a observar por ser los flamantes novios, y no Maximiliano Guerra y Eleonora Cassano.
Desacartónense, disfruten, ¡que la felicidad se vea en sus movimientos!
¡Hasta la próxima, me voy a seguir bailando!
Judith, Yuyu
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