¡Hola amiga! Hoy te quiero aconsejar cómo pasar mucho mejor las últimas horas antes de casarte. Pensemos juntas, imaginátelo: te maquillan, te peinan, te mirás al espejo y ¡ahí te ves, convertida en la novia que siempre soñaste ser! ¡Qué momento! Yo tenía miedo de no poder disfrutar, de estar nerviosa. Pero no fue así, felizmente. A pesar de haberme vuelto medio neurótica durante los meses de preparativos, el día de mi boda pude aprender a relajarme y llegué a la jupá tranquila y contenta, gracias a algunos consejos de mis amigas que ya se casaron. Ahora, quiero ayudarte a vos a que encuentres esa misma paz, compartiendo estos consejos salvadores.
Empecemos por la Regla de Oro: la novia, en su día, es una princesa que no debe hacer nada más que ponerse linda y prepararse emocionalmente para el momento más importante de su vida. Para eso…
- Descansá, dormí bien. Seguro que te va a costar dormirte, ¡la ansiedad nos invade a todas! Igual, te pido que lo intentes, que pienses en que tenés que cargar pilas y lucir una carita fresca. Si te casás de noche, levantate tarde. Si te casás al mediodía, acóstate lo más temprano posible. ¡Pensá en la maratón que te espera!
- Aprendé a delegar: ¿Hay que ir a llevar los vinos al salón? ¿Faltan retirar los souvenirs? ¿Un llamadito más para confirmar a algún proveedor? ¡No sos vos quien lo tiene que hacer!. Ya sé que te morís de ganas por controlar todo, pero ahí sonamos, volvimos a la novia neurótica. Pedile al proveedor, a tu remis de confianza o a algún amigo o familiar que se encarguen de esto.
- Preparate en un ambiente relajado: Si ya sabés que en tu casa o en la de tus viejos va a haber mucha gente dando vueltas, pensá en cambiarte en otro lado. Hoy en día, la mayoría de los hoteles te entregan temprano la habitación que contrates para la noche de bodas, para que puedas vestirte ahí. También, muchos salones tienen una suite para la novia, que ponen a tu disposición horas antes de la fiesta. Un lugar neutral, donde puedas cambiarte sólo vos con tu mamá, hermanas o con tu mejor amiga, es una invitación al relax.
Disfrutá de cada minuto, este momento es único en la vida y sólo debés dedicarlo a soñar, a reenamorarte cada instante de tu flamante marido, a sentirte feliz. El resto, creeme, son detalles que tal vez sólo vos notes.
¡Vale la pena ser una novia zen, en vez de una novia neurótica!
Hasta la próxima,
Judy
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