¿Por qué los novios ingresan con la Marcha Nupcial?

Hay una melodía (dos, en verdad), que, sin tener que pensarlo, asociamos a los casamientos. Cuando los primeros acordes de la Marcha Nupcial se escuchan, todos saben que la novia está por ingresar, hermosa y feliz, camino a la jupá ¿Cuál es el origen de la costumbre de tocar esta música?

La tradición se origina, como tantas otras tradiciones nupciales, con el uso del vestido blanco o el baile del vals: la realeza.

Ambas marchas, la de Richard Wagner (“tan tan, tatan…”) y la de Felix Mendelssohn, también muy célebre, se impusieron en el mismo momento, utilizadas en un mismo gran casamiento real.

Fue la princesa Victoria de Inglaterra, hija de la Reina Victoria, quien eligió estas melodías para dar marco a su boda, en 1858, con el príncipe Federico III, quien luego sería Kaiser (emperador) de Alemania y Rey de Prusia.

La princesa era una ferviente melómana y no quiso dejar que este detalle fuera decidido por otro. Para caminar hacia el altar, eligió la Marcha Nupcial de Mendelssohn. Para las novias románticas, la proveniencia de esta música no es menor: es parte del conjunto de piezas Sueño de una Noche de Verano, que Felix Mendelssohn compuso basándose en la obra homónima de William Shakespeare.

Para el final de la ceremonia, momento en que caminaría hacia las puertas de la iglesia,  del brazo de su flamante marido, Victoria escogió la ópera Lohengrin de Wagner, que no fue compuesta originalmente para ser una marcha nupcial y, hoy, gracias a la princesa, es la melodía reconocida mundialmente como tal.

Sin saberlo, Victoria estaba marcando el paso a millones de novias de todo el mundo que, más de 150 años después, siguen marchando con los ojos empañados, al ritmo de esas mismas melodías que ella eligió, ¡pensar que, cuando ella las usó,  fue realmente original!