¿Qué Hacemos si Nuestros Hijos No Quieren Hacer su Bar o Bat?

Hola, ¿cómo estás?
Hace unas semanas casi hice una sesión de terapia con una de mis amigas del country. Estaba desesperada. Su hijo, Dani, le dijo que no quiere hacer el bar mitzvá, justo cuando comenzaban a planearlo.

Dani es el hijo mayor de Lorena, y ella se lo viene imaginando en el templo, con el talit puesto y leyendo la Torá, desde que le hicieron el brit milá.

¿Por qué no quiere hacerlo? ¿Qué le digo a mis viejos y suegros si no da el brazo a torcer, cómo decirle al zeide que su nieto preferido no quiere hacer el bar?

La conversación con Lore fue difícil, pero fructífera. Cuando volvía a casa, atascada en la Panamericana, pensé que debe de haber muchas familias en este tironeo. Por eso, te quiero reproducir lo que le dije a mi amiga, ¡si tu hijo es uno de ellos, tal vez te sirva!

Primero, le pregunté si sabía por qué Dani no quería hacer el bar, ¿le da tedio prepararse, estudiar, irse a probar el traje? ¿No se siente identificado con el judaísmo? ¿Es tímido y no quiere ser el centro de atención? Si no sabemos por qué no quiere, no podemos encarar el problema. Así que el primer punto es sentarse a hablar.

Empezamos pensando qué pasa si la negación viene por el lado de la “vagancia” o, para no ser tan crueles, de pensar que es demasiado difícil para ellos. Le dije a Lore que su desafío va a ser explicarle que nada se logra sin esfuerzo. Podemos hacerle ver que no es tan difícil como lo ve ahora, que hable con chicos más grandes que ya pasaron por su bar.

Puede que tras el rechazo a hacer el bar o bat, los chicos escondan el miedo al ridículo o que no les guste ser el centro de atención. Esto no necesariamente nos tiene que prender la alarma de “tiene un problema emocional”, es una cuestión de personalidad.

Lorena lo descartó: Dani es super extrovertido. Si tu hijo es tímido, te digo, no podemos evitar que en el templo sea protagonista, pero sí hacerle entender que va a estar en confianza, entre gente querida. En la fiesta, podemos hacer algo más íntimo y evitar momentos de mucha exposición: la entrada triunfal, shows participativos, hacerlos hablar mucho en la ceremonia de velas…

¿Qué pasa si el hecho de no querer hacer el bar está ligado a un cuestionamiento religioso? Primero, preguntémonos si los chicos saben bien qué es el bar mitzvá, en el caso de aquellos que no tengan muchos amigos que lo hayan hecho antes.

Dani es de los más grandes en su grupito y la familia de Lore es nueva en el country. Estaban alejados de la comunidad judía antes, así que Dani sólo fue a un bar, el de su primo, cuando tenía 5 años,” ¡puede ser eso!”, pensamos.

Un buen inicio es llevarlos a ver otras ceremonias, recorrer templos, hablarles de judaísmo, explicarles qué implica ser bar mitzvá y por qué se hace esta ceremonia, además de qué van a tener que hacer.

Puede pasar que, después de charlar todo con ellos, veamos que tienen una opinión muy firme formada o, simplemente, no le encuentran un significado para ellos.  Si vemos que nos lo argumentan en forma madura, respetemos su autonomía. No está bueno “obligar” a los chicos a hacer el bar, y menos motivarlos sólo con la fiesta, como si la ceremonia fuera el trámite para ganársela.

Si se arrepienten, siempre podrán hacer su ceremonia cuando lo deseen, ¿sabés que existen ceremonias de bar y bat para adolescentes más grandes y para adultos?

Te cuento que Lorena me llamó mientras escribía esta nota… Dani y ella fueron a un par de ceremonias de Kabalat Shabat en dos templos distintos y él ya se empezó a entusiasmar. Ya vieron dos salones y hasta dijo que quiere comprarse una kipá “canchera, no como la que usa papá”. ¡Dani quiere hacer su bar mitzvá!