Amiga, ¿cómo va? Hoy quiero que hablemos de varios temas. Alguno, seguro, estará en tu cabecita loca de novia.
Un casamiento o cualquier fiesta es, además de una celebración propia, un evento social, entonces, hay presiones extra además de la tensión de que todo salga bien y de lo emocional. Con tanta gente involucrada, uno quiere hacer sentir cómodos a todos, celebrar de forma natural y ¡sin inhibiciones!
Vamos a ver qué decisiones difíciles te pueden surgir y si te puedo ayudar a resolver estas preguntas que parecen existenciales. Aunque cada pareja es un mundo, quizá pueda darles una mano…
- La sobreexposición… si son muy introvertidos, este no es un tema para ustedes. Ahora, si son osados y quieren mostrar escenas de la despedida de solteros –las que puedan verse- o querés vestirte de odalisca para el carnaval carioca, el dilema es, ¿alguien se va a ofender? ¿Qué van a pensar la abuela, los amigos de papá, mi jefe? ¿Mi consejo? Sean ustedes mismos, pero tengan en cuenta qué puede ser ofensivo y qué no, y la famosa frase: “del ridículo no se vuelve”.
- Hablando del jefe… esto aplica para sus jefes o jefas y para compañeros de trabajo con los que no hay mucha confianza, ¿los invitamos?. Si se van a sentir inhibidos de hacer algunas cosas, bailar como locos o mostrar fotos de nenitos delante de ellos, mejor reservar la fiesta para los íntimos. Nadie se va a ofender, eso sí, jamás dejes de participarlos a la ceremonia.
- Otro dilema laboral: es normal tener más afinidad con algunos compañeros, pero no querer “hacer diferencias”. El bolsillo, generalmente, no permite invitar a todos. Si trabajás en una empresa grande, el dilema se diluye, pero si son pocos, la diferencia se nota. Yo te sugeriría que no hagas divisiones y optes por participar a todos a la ceremonia. Si la fiesta es de día, podés invitarlos a la mesa dulce y final de fiesta.
- Los homenajes ¿son papeloneros?. Si querés cantar, bailar o demostrar alguna habilidad y lo hacés bien, ¡adelante! Si no, o si te agrega una presión al stress de la boda, evitalo. Y por nada del mundo incluyas elementos demasiado privados en las palabras: nadie quiere saber sobre su primera vez o sobre el día en que casi se separan. Es una celebración de amor, pero no hagan un reality show de la pareja.
- Los homenajes de los demás. Es cierto que está bueno recibir cariño, pero también las fiestas tienen su timing y quizá te de cosa escuchar cantar a ese amigo que desafina o ver 15 videos de familiares. Seguramente sean sorpresa, no lo vas a manejar vos, pero pedile a tus íntimos que, si alguien viene con estas propuestas, lo manejen con delicadeza y lo filtren, sabiendo quiénes son importantes y qué cuadraría. Si lo van a hacer, deben hablar con el coordinador del evento, ya que no se puede improvisar, ¡es un lío!
- Pedir plata como regalo. Para algunos novios con familias más tradicionalistas, pedir dinero en vez de regalos puede ser incómodo. Pero, si es lo que desean, ¿por qué atarse a la licuadora? Si ya viven juntos, es ridículo. Explíquenlo a quienes puedan no entenderlo. Si saben qué van a hacer con la plata (es lo más probable), cuéntenlo: así ellos sabrán qué están regalándoles entre todos (un viaje, muebles, ahorros para comprar un auto…) En otra ocasión te hablé con más detalle de este tema, reviví esta nota acá.
No te voy a negar que todas estas disyuntivas son difíciles, pero chárlenlas en pareja, pidan consejo a otras personas que ya se casaron, como yo, evalúen los pros y los contras y van a tomar la mejor decisión.
¡No desesperes!
Besos,
Judy
¿Querés recibir asesoramiento personalizado GRATIS para tu fiesta?
¡Hacé Click Aquí!
|