Estas son tres palabritas que están rondando en su cabeza desde que empezaron a soñar con la idea de casarse o, tal vez, desde mucho antes… quizá todavía les suene extraño pensar en ustedes dos como un matrimonio.
Mientras se familiarizan con todo este universo de palabras, ¿quieren saber de dónde vienen y qué significan? El origen, la etimología de cada palabra, nos aclara mucho sobre la historia que el concepto encierra… Si hablamos de casados o de casamiento, ¿a qué otra palabra les suena? Si pensaron en una casa, están en lo cierto. Hay un refrán que dice “el casado, casa quiere”, en referencia a que una pareja casada quiere su propio hogar, vivir solos. Quizá hoy, cuando muchas parejas conviven antes de casarse, el significado no sea tan obvio, pero casarse implica o implicaba, ante todo, fundar una nueva casa, un nuevo hogar.
La primera palabra fue el verbo “casar”, ya que, en la antigüedad, eran los padres quienes arreglaban el matrimonio de sus hijos. Ellos compraban y preparaban la casa (o les entregaban tierras), es decir, construían el hogar y la familia para sus hijos.
La legislación misma exige como requisito para la existencia de un matrimonio legal que los cónyuges convivan: sin casa en común, no hay casamiento.
Entonces, el casamiento, en rigor, tiene más que ver con el hecho de comenzar un nuevo hogar que con la ceremonia en sí, si nos apegamos al significado de la palabra.
¿Qué pasa con “boda”, que se usa como sinónimo? La boda tampoco es la ceremonia completa. La palabra boda proviene del latín vota, se refiere al juramento que los novios intercambiaban antes de contraer enlace, es decir, a los votos matrimoniales.
Con el tiempo, la palabra, como muchas otras, fue cambiando sus fonemas. La v cambió por una b y la t se suavizó con una b, como sucedió con muchas palabras del latín.
¿Y el matrimonio? Ésta, quizá, la conozcas, ya que su significado está más difundido. El término matrimonio deriva del derecho romano.
Esta palabra es la unión de los términos mater y monium. Mater significa madre, y monium significaría algo como “lo relativo a”. El término se traduciría como un derecho a la maternidad, ya que se consideraba que la única forma legal de que una mujer pudiera ser madre era en el marco del matrimonio.
En el derecho romano, la mujer era tutelada por su padre hasta que se casaba, momento en el cual obtenía, precisamente, su “matrimonio”, su derecho a formar una familia.
Por supuesto que las palabras, en todos los casos, nacen en un contexto determinado y bajo una necesidad y condiciones precisas. El tiempo y la coyuntura las van cambiando y reutilizando, la lengua no es inmutable.
Sin embargo, es interesante saber de dónde vienen esos términos que hoy ponen nombre a tan importante momento que están por vivir, cómo surgieron las palabras que más van a pronunciar y en las que más van a pensar en estos tiempos…
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