Tradiciones de la noche de bodas

Después de una montaña rusa de emociones, de disfrutar de la ceremonia y de la fiesta, los novios, ahora esposos, tienen un momento para estar a solas: la noche de bodas.

Tradicionalmente, el sentido de la noche de bodas era la consumación del matrimonio, el primer encuentro sexual entre los recién casados.

Si bien, en la actualidad, no es la primera vez para la mayoría de las parejas, la noche de bodas tiene un sentido emocional muy fuerte: se trata de la primera noche  “como marido y mujer” en la cual, además, compartirán emociones e impresiones sobre lo que acaban de vivir.

Es el espacio para celebrar a solas, íntimamente, la vida que están comenzando juntos y también, para descansar del trajín de la fiesta.

La noche de bodas, como todo momento del casamiento, está rodeada de varias tradiciones, algunas modernas y otras milenarias.

Hoy en día, las parejas seleccionan en conjunto el hotel en donde compartirán su primera noche de casados. Sin embargo, la tradición indica que el novio es quien debe elegir el lugar, sin decírselo a su futura esposa. Volver a esta tradición puede aportar un elemento romántico.

Hablando de misterio y de sorpresas, algunos novios deciden ocultar a sus amigos dónde pasarán la noche de bodas ¿Por qué? En algunos grupos de amigos, es costumbre “molestar a los novios”, seguirlos hasta el hotel, con bocinazos y chistes.

Es habitual que los novios compartan al llegar a la habitación un brindis con champagne y con chocolates. La mayoría de los hoteles incluyen este servicio en sus paquetes de noche de bodas. Después de haber brindado con toda la gente querida, es el momento de chocar las copas en la intimidad de la pareja.

Sin dudas, la costumbre más clásica y antigua es la que establece que el marido debe levantar a su mujer y hacerla entrar, en sus brazos, en la habitación. ¿Por qué se hace esto? Hay dos explicaciones, ambas ancestrales. Por un lado, en la antigua Roma se pensaba que, si la esposa se tropezaba al entrar a su nuevo hogar por primera vez, tendría mala suerte en el matrimonio. Por otra parte, se creía que en los umbrales esperaban los malos espíritus y cargar a la novia era una señal de protección.

Con todas sus tradiciones y toques románticos, la noche de bodas es el momento de mirarse a los ojos, a solas, y reconocer en el otro a esa persona que elegimos para pasar toda nuestra vida. Es el momento de celebrar de a dos… dos “recién casados”.